Por Stalin Portal Cabanillas
Presidente
Comisión Organizadora
Comando Universitario Aprista
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Este mes, conocido también como el mes
morado, cuenta con un conjunto de efemérides harto valiosas para la identidad
de nuestra nación y de nuestro partido. Tres acontecimientos marcan con
inexorable frenesí la relación
intrínseca entre heroísmo y religiosidad que tiñe de un profundo sentimiento nuestros
días de primavera.
Para nuestro calendario cívico patriótico el
08 de octubre es una fecha de un profundo sentimiento nacional, pues recordamos
aquella gesta imperecedera que fue el Combate de Angamos, donde el gran
Caballero de los Mares defendió memorablemente nuestra patria. Su estela aún ha
quedado marcada como una impronta indeleble en las aguas del mar del Callao. Debemos
valorar siempre la temeraria entrega que nos enseña Don Miguel Grau Seminario, Almirante
naval de la armada peruana, quien con la férrea convicción de los gladiadores de
las antiguas gestas epopéyicas, no dudó
ni un segundo en inmolarse por defender nuestra frontera marítima y el
honor de nuestra nación. Sin soslayar aquellas características de valía y heroísmo, también
debemos traer a colación la
característica más humana de este peruano por excelencia, que al derrotar y
hundir a la corbeta Esmeralda en las aguas de Iquique, de la forma más humana y
valiente, se tomó la molestia de entregar las pertenecías del caído comandante
Arturo Prat Chacón (el 21 de mayo de
1879 en Iquique), a su esposa viuda
Carmela Carvajal, adjuntando una carta
de invalorable sensibilidad. Este hecho es reconocido y valorado por el pueblo
chileno, y Grau es considerado como el personaje peruano más recordado por el
pueblo vecino del sur en dicha contienda bélica. Hombres de esta sensibilidad
humana nos hace recordar a los mártires de nuestro partido y a nuestro Jefe
Víctor Raúl Haya de La Torre, quienes también lucharon por nuestra patria,
defendiendo la democracia durante el siglo XX.
Don Miguel
Grau Seminario (1834 – 1879)
Como concatenación heroica en las aguas de
nuestro mar, recordamos también el siguiente acontecimiento. Para los fastos de nuestro partido, el 03 de
octubre es una fecha muy significativa, pues se cumplen 64 años de la rebelión
naval de 1948. Aquella gesta adquiere relevancia por haber sido dirigida por el
c. Juan Manuel Ontaneda Meyer, oficial de marina de nuestras Fuerzas Armadas;
en las mismas aguas donde el almirante Grau se inmoló por defender nuestra
soberanía nacional. En dicho alzamiento participaron suboficiales navales que,
orientados por los valores democráticos aposentados por el aprismo, defendieron la carta magna de
nuestra patria que el Presidente de
aquella época José Luis Bustamante y Rivero intentó pisotear tras una diáfana
sumisión a la oligarquía que planeaba una insurrección liderada por Manuel Odría.
Este último lo derrocaría días más
tarde. Dicha insurgencia fracasó por la traición, y marcó el inicio de una
nueva persecución para el Partido Aprista Peruano. El PAP pasó a la ilegalidad
y muchos apristas fueron sentenciados a prisión, incluido nuestro c. Juan
Manuel Ontaneda quien fue recluido por ocho años (1948-156) en la entonces Penitenciaria Central de Lima, actualmente el
Centro Cívico.
Homenaje
a los 64 años del levantamiento de los marineros en octubre de 1948. 06 de octubre 2012
Para contrastar con dichos homenajes heroicos, en estos días las
calles del Centro de Lima se copan de feligreses que se toman un tiempo para
asistir a la tradicional procesión del Señor de los Milagros o cristo de
Pachacamilla. Miles de fieles vestidos de la tradicional indumentaria portando
detentes para expresar su identidad y compromiso con la religiosidad y la fe limeña, salen a acompañar al Cristo
crucificado en señal de devoción y tradición criolla en las calles de nuestra
híbrida y heterogénea ciudad. Esta institución religiosa se lleva a cabo
también en diferentes ciudades del mundo como New York, Madrid, París, etc.
La idea que pretendo transmitir es un poco la misma que se aprecia
en la complejidad de nuestra sociedad. El aprismo es una especie de simbiosis
entre lo formal y lo místico - religioso. Está
profundamente arraigado en nuestra sociedad, desatando amores apasionados y
odios viscerales en la opinión pública y en la esfera social de nuestro país.
Para
comprender al aprismo no basta con estudiarlo desde afuera con herramientas
teóricas o metodológicas, es necesario sentirlo, ser parte de él y entender la
fuerza de lo intersubjetivo sobre las estructuras rígidas que, muchas veces
mezcladas con el sentido común, suelen presentar erradas lecturas.