Mireyra
Valderrama Alarco
Esta anécdota, que está documentada y consta en la historia del aprismo, demuestra donde residió la fuerza vital del aprismo, durante los años de la persecución. Su fuerza espiritual estuvo en la madre-compañera que protegiendo su hogar, sacó adelante a sus hijos, asistió a su esposo en las catacumbas o en la cárcel, y encima educó a sus hijos en el amor a nuestra causa de justicia.
Esa compañera abnegada, que en algunos casos no conoce la filosofía del partido, pero que lo ama, más que cualquier intelectual, Estuvo con su partido en las horas difíciles de la dictadura, defendiendo a su organización partidaria, saliendo a marchar por la democracia y la justicia social. Esa mujer aprista, compañera, combatiente, es la que ahora nos permite decir que el APRA NUNCA MORIRA.
Honor y gloria a la madre aprista, campeona de mil batallas, constructora de futuro y ejemplo de amor hacia un sagrado ideal.
Universidad Nacional de Trujillo
Hoy conmemoramos una vez más el día de la
madre, este ∙13 de mayo del 2012∙, celebraciones una de
las fechas más importantes del año, fecha que también recordamos con honor a la
Virgen María, la ∙madre de Jesucristo.
Como olvidar a aquella madre compañera que en
1933, en un paréntesis de la persecución a nuestro partido, y cuando Víctor
Raúl volvió a Trujillo, se acercó al c. Jefe y le dijo: "Jefe a mi hijo
mayor lo perdí en la revolución del 7 de julio, pero aquí le traigo a mi hijo
menor, para ponerlo al servicio del partido y la lucha por la justicia social”.
Esta anécdota, que está documentada y consta en la historia del aprismo, demuestra donde residió la fuerza vital del aprismo, durante los años de la persecución. Su fuerza espiritual estuvo en la madre-compañera que protegiendo su hogar, sacó adelante a sus hijos, asistió a su esposo en las catacumbas o en la cárcel, y encima educó a sus hijos en el amor a nuestra causa de justicia.
Esa compañera abnegada, que en algunos casos no conoce la filosofía del partido, pero que lo ama, más que cualquier intelectual, Estuvo con su partido en las horas difíciles de la dictadura, defendiendo a su organización partidaria, saliendo a marchar por la democracia y la justicia social. Esa mujer aprista, compañera, combatiente, es la que ahora nos permite decir que el APRA NUNCA MORIRA.
Sin ella, sin su esfuerzo, sin su disciplina,
sin su tesón, el partido ya habría perecido, Madre aprista que diste todo de ti
para lograr una sociedad fraterna y solidaria, donde tus hijos pudieran vivir
sin ser explotados ni excluidos.
Honor y gloria a la madre aprista, campeona de mil batallas, constructora de futuro y ejemplo de amor hacia un sagrado ideal.